Por: Ana Cardona
«Tengo vagos recuerdos de ese momento. Recuerdo que una enfermera me levanta y me dice “mira quien está ahí” a lo que yo contesté “que linda” y volví a quedarme dormida.
Mi historia comienza hace 6 años. Tenía 20 años cuando quede embarazada de mi primera niña. Cuando visito a mi ginecólogo le doy mi última fecha de periodo y en ese momento me da mi fecha probable de parto, que sería el 16 de marzo de 2006. El doctor me hace un sonograma y las medidas de la bebé dieron otra fecha probable de parto y él me indicó que yo me había equivocado en mi última fecha de periodo. Según ese sonograma, mi fecha de parto seria el 6 de marzo.
Tuve un embarazo hermoso, me lo disfruté mucho. En mis últimas semanas de embarazo ya me estaba sintiendo ansiosa, fatigada, cansada, en fin, ya quería parir. El ginecólogo me da la opción de una inducción a la cual yo accedí. Llegue un 2 de marzo a sala de parto, donde comenzó mi tortura. Llegue a las 5:00 pm. Me pusieron la famosa pastillita intrauterina para ablandar el cuello del útero, esa noche estuve sola, con unas enfermeras que a decir la verdad, el personaje de Shrek era más amable que ellas. Tenía nauseas, porque a las 10 de la noche ellas me administraron demerol para el dolor y ese medicamento me provocó nauseas y vómitos.
A las 6:00 am del 3 de marzo llega mi ginecólogo me chequea y sólo tenía 2 cm. En ese momento me rompe las membranas y me administran pitocina . A las 10:00am suplico que le permitan la entrada a mi esposo, y lo autorizaron a entrar. Nuevamente, me administran Demerol. El demerol me tenía diciendo cosas sin sentido. Llegué a 10cm y comienzo a pujar. En cada pujo me quedaba dormida. Estuve 1 hora pujando, la cabeza de mi hija llegaba a los dedos del ginecólogo y subía. Me hicieron episiotomía para usar un “vaccum” y succionar la bebé. No logre parir y me llevaron a sala de operaciones y terminé con una cicatriz en mi cuerpo.
Tengo vagos recuerdos de ese momento. Recuerdo que una enfermera me levanta y me dice “mira quien está ahí” a lo que yo contesté “que linda” y volví a quedarme dormida. Nació Ana Sofía a la 1:37pm por cesárea. Logré lactar a mi hija tan pronto me la llevaron al cuarto. Cuando me dan de alta es que comienza mi depresión. Mi cantaleta era “Yo no parí, a mí me la sacaron”. Le cogí mucho miedo al dolor. Me preguntaban que cuando tendría otro hijo y mi contestación era “quisiera tener muchos hijos, pero primero tengo que olvidar los dolores de partos y segundo no quiero que me hagan otra cesárea”.
En ese momento recuerdo las palabras de la pastora de la iglesia que eran las siguientes : “Dios busca cualquier vía para traer su bendición”. Aun así no encontraba consuelo, pero no me daba por vencida de que iba a tener algún día, la posibilidad de parir, porque Dios me había diseñado para eso.
Este es el primer relato de una serie de tres escritos. Acompaña a esta madre puertorriqueña en sus otros dos cuentos parir:
se parece tanto a mi primer parto gracias a dios no fue cesaría pero si me lo inducieron rompiendo membrana un mes antes de mi fecha de parto sin ninguna razón, creo que tuve suerte ya que no permití que utilizaran nada de medicasion conmigo pero lo bueno de todo esto es que si puedes parir solo tienes que orientarte mejor buscar unas buenas manos medicas que agan VBAC y mucha fe en Dios. es triste pero conozco muchas mujeres como tu y es lamentable que Dios te bendiga ati y a tu hija no to esta perdido suerte…
Pingback: El nacimiento de Analía, una bendición de Dios |
Pingback: Rahyl Emir |