Por: Yaneliz Montañez
«El 9 de agosto de 2011, fue intenso, me buscaron y esperé en sala de operaciones la cesárea. Discutí con el anestesiólogo, queria a mi doula conmigo, luché porque le tenía miedo a la anestesia espinal, además yo queria parir.»
El 26 de diciembre del 2010 me enteré que Dios me escogió para ser madre y gestar una vida dentro de mi con amor, paz y armonía. El enterarme que estaba embarazada fue como una luz al final del camino, siempre anhele ser madre y dar lo mejor de mi a ese hijo. El 29 de diciembre de 2010 fui a mi primera cita prenatal donde conocí a quienes serían mis dos OBs. Me acompañó mi mejor amigo, mi papá, me hicieron un sonograma, ya se le escuchaba su corazoncito (entre lágrimas) y supe que tenía 6 semanas. Mi doctor fue bien chévere, me orientó bien y me recetó las prenatales y una batería de laboratorias que debía hacerme.
Jamás olvidaré que a las 17.5 semanas conocí un ángel, Yarilís García, la escogí como doula desde ese día. Gracias a ella me eduqué, aprendí, amé cada día más mi maternidad y comencé a apoderarme. Un proceso dificíl, tuve mis altas y bajas, el saber que sería madre soltera me afectaba tanto.
A las 26 semanas comencé mi plan de parto, lo hice pensando en mi y en la vida que iba a nacer. Lo llevé a mis OBs, uno no estaba de acuerdo del todo y el otro ni lo leyó, sólo dijo «Todo eso que dice ahi esta aprobado.» Mientras yo no podía dejar de pensar que ni tan siquiera lo había leído. Para ese tiempo también supe que tendría una niña. Durante todo mi embarazo me visualizaba, analizaba como quería parir y por qué quería hacerlo. A la misma vez me preguntaba ¿Será posible que mis médicos me apoyen?, ¿No violentaran mi cuerpo?, ¿Me dejarán hacer todo lo que quiero sin ajoros? Me hacía preguntas que las respuestas eran muy complejas.
En la semana 33 frustrada y sin esperanzas por mis medicos, mi doula Yari y otra amiga me hablaron de la Dra. Molinaris, ahí retomé fuerzas, solicité mi expediente médico y me fui con la Dra. esperanzada de que ella me cogería a mis casi 35 semanas y así fue ella dio un Sí que me llenó de felicidad y deseos de lograr ésto como se debía. Todo súper con ella, no me hacía sonogramas en cada cita ni chequeo innecesarios. A la semana 37 me dice que mi bebé estaba breech y que ella no hacia partos breech. Pero eso no me importó porque aún así yo pensaba que iba a parir. Ella me envió donde el perinatólogo para hacerme una versión cefálica externa para ver si podían enderezar a mi bebé. Antes de que llegara ese día hice miles de posiciones para que mi bebé se motivara y se enderezara pero no resultó, ella se sentía más cómoda sentada.
Llegó el tan esperado 8 de agosto de 2011, me harían mi versión, fue una mañana en la cual estaba llena de nervios y ansias pensando en que se iba a lograr. Fueron tres intentos fallidos, mi hija no quiso enderezar. Ese día salí de allí con coraje, llanto, frustración, sin esperanza alguna y lo que un día fue apoderamiento total esta vez se convirtió en pesismismo. Yo pensaba: «ya que pase lo que tenga que pasar.» Ya no tenía ganas de luchar.
Ese día llego a mi casa, duermo, pasó un largo tiempo y no sentía a mi bebé.Asustada, llamé a mi Dra., me dijo que fuera directo al Hospital Hima de Humacao. Llegó mi doula y estaba mi familia. Me subieron a sala de parto y me pusieron correas y suero. Solo tenia 38.6 semanas, mi Dra. me anunció que al siguiente día nacería mi bebé mediante cesárea. Fue la noche mas larga de mi vida, con correas sentía que me quemaban la barriga, el ruido, la soledad, llegó un momento que me sentía sumamente desesperada.
El 9 de agosto de 2011, fue intenso, me buscaron y esperé en sala de operaciones la cesárea. Discutí con el anestesiólogo, quería a mi doula conmigo, luché porque le tenía miedo a la anestesia espinal, además yo quería parir. Me llevan a sala, me sientan en la camilla, me bajo y les digo que NO. Mi Dra. me calma y me pide que confíe en ella, que todo ocurriría rápido y efectivamente así fue, a las 4:16 pm naciò Sonieliz, la niña que cautivo mi entorno entero. Inmediatamente dije «Gracias Dios por este milagro de vida» y el llanto inocente de mi hija.
Agradezco a Dios, a mi doula y familiares por ser mi apoyo y ayuda a sanar esta herida emocional. Lo más importante en éste camino fue que mi hija nació saludable.
Las historias de nacimiento publicadas en Historias de Parto, no son de la autoría de ninguna de sus fundadoras (Adamarys Feliciano, Yarilis García o Heidy Norel). La edición a los escritos es parcial y responde únicamente a asuntos de lenguaje.
Esta cautivo mi corazón…. Me identifique tanto y tanto q siempre lloro pero como en esta ocasión jamás!!! Chica gracias por compartir tu historia se parece tanto a la mía q nunca pensé en q podía redactar tan gratificante e inolvidable momento aun con las heridas q dejo de forma tan bellaaaaaa!!! Súper conmocionada, creo q escribiré la mía ;)))) Dios las bendiga!!!