Un embarazo amado, deseado y planificado

Por: Yesenia Rios Morales

«Cuando escuche la palabra inducir, me temblaron las piernas y mi rostro se transformó.
Me parecía estar escuchando a la doula diciéndome, ¡Dile que nooooooo! Pero primeriza
al fin es cuando te invaden mil dudas y preguntas en tu mente. Pensaba bueno ella es la profesional, ella es la que sabe, y si le pasa algo malo a mi bebé y si termino en cesárea por no poderla parir.»

Mi esposo y yo teníamos casi 2 años de casados. Siempre quise que disfrutáramos un
poco el matrimonio solos antes de dar ese gran paso de ser padres, pero entendíamos que
ya era tiempo. Nunca olvidaré la noche del jueves 16 de septiembre del 2010. Esa noche
una prueba de embarazo casera, nos daba la noticia de que nos convertiríamos en padres
por primera vez. Estábamos contentos, en shock, pensativos, llenos de dudas ante la
expectativa de lo que sería nuestra nueva familia, pero sobre todo agradecidos del regalo
que Dios depositaba en mi vientre.

Durante mi embarazo tomé clases de parto con una chica muy buena que también era
doula. Ella nos recalcó muchísimo sobre la importancia de comunicarle a la doctora
nuestro plan de parto para que fuera de la manera mas natural posible. Ese era mi plan,
quería poder parir mi bebé, nada de cesárea, eso para mi no era una opción.

Tuve mi cita de seguimiento en la semana 37, allí mi doctora me indica que estaba en 2
centímetros, todo marchaba muy bien, así que si no me daba con parir antes nos veríamos
la siguiente semana. Llegó la semana 38 casi 39 porque en 2 días más las cumplía, y fui
a mi cita. La doctora Me indicó que estaba como en 3cm y me dijo que me harían un
sonograma para verificar la bebé ya que ella veía la barriga muy grande y entendía que
estaba pesando alrededor de 8 libras. Aunque el sonograma no es exacto, confirmó lo
que la doctora me dijo. Fue entonces cuando recomendó una inducción porque la bebe
estaba muy grande.

Cuando escuche la palabra inducir, me temblaron las piernas y mi rostro se transformó.
Me parecía estar escuchando a la doula diciéndome, ¡Dile que nooooooo! Pero primeriza
al fin es cuando te invaden mil dudas y preguntas en tu mente. Pensaba bueno ella es la
profesional, ella es la que sabe, y si le pasa algo malo a mi bebé y si termino en cesárea
por no poderla parir. Ella no había mostrado ser ese tipo de doctores que lo hacen porque
si. Tenía buenas referencias de ella, así que sus argumentos me convencieron. Además
si era así, mi esposo me podía acompañar desde un principio ya que ese mismo día
comenzaba sus vacaciones.

 

Nos citaron tempranito en el Hosp. Axulio Mutuo. Llegamos como a eso de la 6:00
a.m. Una enfermera muy amable me preparó y dejó todo listo. Mas tarde llegó mi
doctora, me revisó y me dijo que estaba como en 4cm, me rompió fuente, solo sentí una
pequeña incomodidad. Luego me pusieron la pitocina. Nunca experimenté lo que son
las contracciones naturales, ni aún un poco, así que estaba a la expectativa de como se sentiría eso. Al principio pensaba, oye, esto no es tan malo na, pero a medida que pasaba el tiempo el dolor iba creciendo. Nunca grite pero me agarraba de aquellas barandas de la cama de tal forma que pensé que las rompería. Fue entonces cuando llegó la enfermera a ofrecerme el famoso demerol y yo en medio de aquel dolor y sabiendo que el demerol no me lo aliviaría porque me lo habían dicho, acepté la oferta. Fue lo peor que hice porque el demerol lo que hizo fue adormecerme y quitarme la fuerzas de pujar. Fue entonces cuando en medio de mi delirio empecé a decirle a mi esposo que me hicieran lo que sea, cesárea ó cualquier cosa porque yo no aguataba mas. Él me decía que no, que yo la podía parir y me animaba. Mi mamá también nos acompañaba, juntos fuimos un gran equipo.

Algunas de las enfermeras decían que me hicieran cesárea, pero me acuerdo escuchar a
mi doctora decirles con voz fuerte, ¡No!, ¡Ella va a parir! Ella entraba me verificaba, salía
y yo escuchaba que todas las demás había parido solo faltaba yo. Había una enfermera
que yo le digo la “cheerleader”, ella comenzó a decirme bien fuerte, tu eres la única que
puede traer a Amanda al mundo, vamos puja, puja, y aunque prácticamente me estaba
gritando, esas palabras me animaron mucho. Aún así la doctora nos indicó que iba a
utilizar el “vacuum” para ayudar un poco a salir al bebé. Así fue y cuando se asomó la
cabecita, la doctora le dice a la enfermera, mira esto, era que mi bebé tenía el cordón
umbilical un poco enredado en el cuello. Fue entonces que tomé toda la fuerza que me
quedaba y dije vamos a salir de esto ya, y pujé con todo mi ser, sentí que me desgarraba y
fue entonces cuando salió mi bebé Amanda Sofía. Eran las 5:16 de la tarde, peso 8 con 4
y midió 21. Sí, la pude parir, le doy toda la gloria a mi Dios, que hizo posible que así fuera.
Hoy día tengo una bebé hermosa y saludable. Doy gracias a Dios por mi familia y porque
me dió la oportunidad de tener mi bebé de la forma que El diseñó, ¡Pariendo!

La historia de Yesenia es más común de lo que imaginamos. El sonograma no es un método completamente certero en cuanto al peso de nuestros bebés. La desproporción cefalopélvica (CPD) es aquella condición en la que se tiene una desproporción, ya sea porque la cabeza de bebé es grande,  la pelvis de mamá es pequeña o una combinación de ambas. No hay un método que nos compruebe que existe la CDP antes del proceso de parto se diagnostica cuando la cabeza de bebé no pasa por la pelvis durante un proceso de parto fisiológico. Además la CPD no es razón para una inducción o cesárea electiva. La relajación de los ligamentos de la pelvis, la moldeabilidad de la cabeza de bebé y la fortaleza de las contracciones son las responsables de que el proceso de parto sea uno exitoso. En muchos casos es un problema de la posición de bebé que puede ser corregido,  sólo el 2% de los casos es una CPD real. La relajación de la madre, un parto vertical, apoyo, posiciones que ayuden a hacer espacio en la pelvis son sólo algunas de las opciones que se tienen cuando se sospecha que bebé es grande. NO olvidemos, nuestros cuerpos son perfectos, para parir, para dar a luz, para quebrarnos, sin importar el peso de nuestros hijos, para eso nacimos, para eso estamos

Adamarys (Doula)

**Toda ésta información ha sido resumida y traducida del libro Heart and Hands de la partera Elizabeth Davis**

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