Por: Yolymar Miranda
«Génesis Nahir nació en la camilla, sin ningún doctor presente. Si bien nos asustamos aquellos primeros segundos, hoy puedo ver que los testigos de su nacimiento fueron personas que la amaron desde el primer instante.»
En mayo del 2010 me enteré que estaba embarazada por segunda vez. Después de tan desagradable experiencia con mi primer bebé, esta vez decidí atender mi parto con otro OB. Todo surgió de maravilla; citas mensuales, 2 sonogramas, estábamos preparándonos para recibir a nuestra hermosa niña. Al menos, esta vez estaba segura de que no me adelantarían el parto pues ni había fechas de fiestas cercanas. Le dejé saber a mi médico que quería estar acompañada todo el tiempo de mi esposo y que también quería tener a mi fotógrafa en el parto. Gracias a Dios él estuvo de acuerdo y sólo tuve que pedir permiso en el hospital y ellos también accedieron.
El 23 de enero de 2011, ya casi para cumplir mis 40 semanas, comienzan las contracciones como a la 1:40am. Recuerdo que de la ansiedad me levantaba a cada rato. A las 5:00am mi esposo me convence de ir al hospital. Recogemos todas las cosas y dejamos a Jafet ( mi hijo mayor) en casa de abuelita Norma. Llamamos a mi madre y a la fotógrafa Heidy Norel.
Llegamos al hospital e hicimos todo el papeleo y una vez que terminamos de acomodarnos llegó mi mamá y la fotógrafa, pero como no había llegado el OB, todavía no dejaban entrar a nadie. La enfermera me revisó y me dijo mamá estas en 3 centímetros, te voy a poner la pitocina en lo que llega el OB de turno. Yo le digo: “yo no quiero que me pongan pitocina, ni que me rompan fuente, quiero que sea natural”. Y la enfermera me contesta: “mamá es que si no lo hago no sales de aquí hoy” Yo como estaba sola y no sabía que decir dejé que lo hiciera. Eran como las 8:00am, llegó el OB de turno, me rompió fuente y luego dejó pasar a mis familiares y a la fotógrafa.
Desde ese momento en adelante empiezan los fuertes dolores, pero esta vez por lo menos tenía la compañía de los que amaba y necesitaba. Como a las 11:30am entra el doctor y me pregunta si quería demerol. Yo le dije que no porque eso no me quitaba el dolor lo que hacía era ponerme en un viaje y no me podía controlar. El me respondió: pero por lo menos te relaja. Salió y luego entro y me administro el demerol. Luego de eso no recuerdo muy bien lo que pasaba en el cuarto. Lo que sí recuerdo es que el OB volvió a entrar a no sé a qué hora y me hizo un pélvico y dijo que estaba en 5 centímetros y se fue.
Después de ahí sé que dije que llamaran al doctor que tenía unas ganas muy grandes de pujar. Mi esposo salió del cuarto y busco a las enfermeras ya que le tocábamos el timbre y no venían. Una enfermera entra y me dice mamá eso son falsos pujos es imposible que vayas a parir ahora porque el doctor vino no hace mucho y estabas en 5 centímetros. Pero como quiera me fue a chequear y cuando levantó la sabana la cabecita de mi princesa ya estaba a punto de salir. Recuerdo que la enfermera me dijo mamá no pujes y se fue corriendo a buscar a otras enfermeras. Pero, en ese momento sentía que tenía que pujar y pujé. No había nadie en el cuarto, mi bebé nació en la camilla en la que estaba acostada. En aquel lugar, sólo estaba mi esposo, mi madre y mi fotógrafa. Sí, mi bebé nació sola y gracias a Dios que la cama estaba completa. Todos en el cuarto estaban con una mezcla de emociones y todos lloramos.
Segundos después de que nació mi princesa entran todas las enfermeras y asustadas mandaron a salir a todos los que me acompañaban. Luego llegó el doctor y me chequea que todo esté bien y mandan a entrar nuevamente a mis acompañantes.
Génesis Nahir nació a las 1:10 pm y pesó 8.2 libras y midió 19 ½ pulgadas. Le doy gracias a Dios por haber permitido que mis familiares estuvieran allí. Mi Preciosa (así le llamo) ha logrado descubrir en mí aspectos de la maternidad que aún no conocía. Pude lactarla “full” todo su primer año de vida y todavía hoy, pide pegarse a mi pecho cuando llego de trabajar.
Génesis Nahir nació en la camilla, sin ningún doctor presente. Si bien nos asustamos aquellos primeros segundos, hoy puedo ver que los testigos de su nacimiento fueron personas que la amaron desde el primer instante.