Parir en Libertad

» los tildamos de “locos”, “irresponsables” y “egoístas” por pensar más en ellos que en el bienestar de sus bebés»


Por: Yarilís García Ramos/ Doula Bebé

La libertad es ese derecho que tenemos a escoger lo que queremos hacer y lo que no, a escoger en qué lugar lo queremos hacer y a escoger con qué personas. La libertad es tener la oportunidad de escoger… Hablando de partos esta libertad la vemos cuando la mujer puede parir cómo quiere, con quién quiere y dónde quiere.

Culturalmente estamos acostumbrados a que los bebés nacen el día que el doctor o la embarazada escogen. Aceptamos como algo normal que “X” día a las 6:00 am una embarazada es citada al hospital para empezar a ‘provocar” o inducir con medicamentos el parto. Al recibir una noticia de que una mamá y un bebé han atravesado por el proceso quirúrgico de una cesárea no reaccionamos de ninguna manera porque en esta sociedad ya la cesárea se ha convertido en una forma normal de traer un bebé al mundo y nos olvidamos que la cesárea es una cirugía mayor con todos los riesgos que esto implica. Entonces, al escuchar sobre una familia que decide tener su parto en casa, o decide contar con el acompañamiento de una doula, o decide parir después de cesárea los tildamos de “locos”, “irresponsables” y “egoístas” por pensar más en ellos que en el bienestar de sus bebés. Debemos detenernos un momento y pensar que en su mayoría estas personas que escogen una alternativa distinta a la norma es porque están educados y con este conocimiento han tomado decisiones conscientemente acerca de lo que quieren y lo que no quieren para sus procesos. Muy seguramente no solo están pensando en tener una experiencia de parto respetada sino también en darles un parto en paz a sus bebés sin someterlos a procedimientos invasivos e innecesarios y respetando el tiempo en el que ese bebé esté listo para nacer, sin apuros, sin ser ajorado, halado o manipulado.

¿Qué beneficios tiene la libertad durante el trabajo de parto?

Si nos obligan a parir en posiciones en las que no nos sentimos cómodas, como por ejemplo acostadas, los partos pueden ser más largos, son más dolorosos y agotadores para las parturientas; el bebé pasa más trabajo para nacer por lo que puede tener sufrimiento fetal. Cuando una parturienta tiene la libertad de escoger la posición en la que se siente más cómoda el proceso fluye, las contracciones rítmicas vienen como oleadas acompañadas de progreso. Una mujer con libertad de movimiento se siente dueña de su proceso y no está expuesta a procedimientos o intervenciones no aceptadas por ella. Con el movimiento la mujer no solo encuentra su ritmo, sino que logra utilizar las herramientas con las que ya ella está equipada para manejar las sensaciones de las contracciones. Una mujer con libertad durante el parto puede explorar maneras para manejar el dolor por lo que los fármacos se convierten en innecesarios para ella a diferencia de una mujer que es privada de moverse y a la que muchas veces se le coarta la oportunidad de encontrar herramientas naturales para el manejo del dolor. Toda embarazada debe tener la libertad de escoger cómo quiere parir. Nuestros cuerpos tan sabios que nos van a guiar a hacerlo de la forma más beneficiosa para nosotras y nuestro bebé que está por nacer.

Y, ¿dónde debe parir una mujer? Toda embarazada debe parir en el lugar donde se sienta más cómoda. Este lugar puede ser su casa, el hospital o la casa de algún familiar o amigo. Si nos encerramos en la mentalidad de que el hospital es un lugar más seguro para que la mujer para y el bebé nazca nos estamos enfocando en el parto desde el punto de vista médico en donde se ve el embarazo como una enfermedad o condición de riesgo o peligro y estamos ignorando evidencia científica que reconocen el parto en el hogar como uno igual o más seguro que un parto hospitalario. Uno de los fundamentos que me lleva a trabajar con embarazadas y a acompañar en partos es el reconocer que el embarazo es un proceso natural de toda mujer y que el parto cuando se da de manera espontánea y libre de intervenciones en su mayoría progresa sin ninguna complicación. Debemos siempre tener claro que el parto es un proceso natural de la mujer y estamos perfectamente diseñadas para atravesarlo en la mayoría de los casos sin necesidad de ninguna intervención.

¿Acompañadas de quién? De las personas de mi confianza, de proveedores de salud con los cuales me siento cómoda. Rodeada de personas que me aman y que en todo momento velan por mi bienestar y el del bebé aun cuando esto sea contrario a su comodidad. Nuestro cuerpo tiene todas las herramientas necesarias para gestar, parir y amamantar. De manera automática cuando ya el bebé está listo para nacer el cuerpo empieza a liberar oxitocina creando contracciones que nos ayudan a que el bebé nazca. Dentro de ese proceso de parto somos “emborrachadas” por las maravillosas endorfinas que aun dentro de momentos intensos nos ayudan a relajarnos. Pero también tenemos las catecolaminas (hormona de la lucha o la huida), y es esta hormona la que no permite que nuestros procesos fluyan y nuestros cuerpos progresen cuando no nos sentimos cómodas, cuando estamos en un ambiente hostil o rodeadas de personas con las que no nos sentimos a gusto. En grandes cantidades esta hormona puede detener un proceso de parto o hacer que el proceso sea mucho más lento. ¿Por qué ocurre esto? Porque nuestro cuerpo es tan sabio que cuando nosotras no nos sentimos cómodas el cuerpo envía la señal de que hay que proteger al bebé de ese ambiente y bebé está protegido dentro de la barriga de la mamá, así que el proceso de parto se detiene para que bebé no nazca en ese ambiente en donde “corre peligro”. Por esto es tan importante que a la hora de escoger un proveedor de salud lo hagamos de acuerdo a nuestras necesidades y no al azar. Debemos escoger un proveedor de salud que nos brinde confianza, que cubra nuestras expectativas y respete mis deseos de parto. Es importante que entrevistemos y escojamos ese proveedor de salud para que el día del parto podamos contar con un aliado que vela por mi salud y la de mi bebé, pero que también respeta mi proceso.

La fecha en la que nazca un bebé no debe ser escogida por nadie, ni proveedores de salud, ni embarazada ni familiares. Idealmente es el cuerpo el que debe dar la señal de que está listo para que el bebé nazca. ¿Cuándo vamos a saber que ese momento ha llegado? Cuando empecemos a tener esas contracciones que cada vez se van haciendo más regulares y más frecuentes. Cuando estemos de parto es porque ya bebé está listo para nacer. En esto consiste también la libertad para ese bebé. En que no tenga que ser obligado a nacer antes de su tiempo sino en que desde el nacimiento se le respete dejando que trabaje a su ritmo cuando el cuerpo así lo decida. Los bebés que nacen a término de manera espontánea tienen menores probabilidades de tener que quedarse en NICU (Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal) y en términos generales son más saludables que bebés que nacen antes de tiempo.

Una vez Ágnes Geréb, partera y obstetra, dijo “La libertad de una nación puede ser medida por la libertad en el parto.” La libertad en Puerto Rico la vamos a ver cuándo las mujeres tengan acceso a información correcta. Cuando tengan la oportunidad de decidir bajo el conocimiento que es lo que quieren hacer y cuando los proveedores de salud aprendan a respetar el proceso natural del parto permitiendo que la mujer para cómo quiere, con quién quiere, cuándo quiere y dónde ella quiere.

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