Por Madelyn Martínez
Fue grandioso sentir su cabeza, hombros, cuerpo salir de mi. ¡Parí como muchos piensan que no se puede lograr! Olvidé todo dolor. La cara de mis hijos valía un millón, emocionados, viendo como nace una vida, la maravilla del cuerpo humano. ¿Por qué ocultarlas?. Tocaron a su hermana, se conectaron con su mundo. Todo fue a nuestro ritmo, lo demás fue alegría.