El nacimiento de nuestra princesa

Por: Shirley Santana

» Empecé a sentir la sensación de pujar pero el ginecólogo  se estaba cambiando y no estaba presente. Pero yo no podía esperar, necesitaba pujar. Así que sin saber lo que hacía empecé a pujar. Las enfermeras me decían que no pujara que esperaba al doctor, les dije que no podía más, que quería pujar. Ahí, una de las enfermeras dijo que ya se veía la cabeza».

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