Nació nuestra luna y corazón… Karaya Nanichi

Por: Gina G. Dacosta.

«Los pujos llegaron solos… que sensación. Era increíble la urgencia de pujar, en un momento sentía que se me iba a salir las entrañas de tanta fuerza que hice…»

Nunca pensé que fuese digna de concebir. Tal vez creía que no tendría la paciencia ni la ternura que emanan de una madre… mas el destino todo lo sabe y nos distrae de ciertas maneras. Hace varios años había guardado y escondido como un tesoro secreto -y sin saber por qué- un ejemplar de Natural Awakenings. Ésta tenía varios relatos de parto en la casa. ¡Quedé fascinada con la idea! Inmediatamente supe de mi embarazo, saqué la revista. Aún con un poco de polvo, la leí varias veces; todas las veces que fueron necesarias para convencerme de que quería parir en mi casa con una comadrona. Al principio mi familia estaba un poco escéptica con la idea, pero igual, la decisión estaba tomada, y terminaron apoyándome (con los dedos cruzados y el rosario en mano).

Después de varias llamadas, una de las comadronas boricua tenía espacio para nosotros: Ruth Delgado. No la conocía, ni había escuchado su nombre, pero inmediatamente la vimos, supimos que era una señora especial y muy sabia. Nos inspiró mucha confianza, lo que -en ese momento- era esencial para una madre primeriza y asustada.

El embarazo fluyó súper bien: nada de mala barriga ni de antojos extraños a horas impensables. Sí, me dio mucho sueño y unos dolores tremendos en la espalda baja.Aumenté 21 libras, que casi ni se sentían.

El miércoles 5 de marzo (2008) me levantó una «molestia» a las 3:48 de la mañana… y pensé «¿será una contracción?» Levanté a Javier, y ambos nos desvelamos. Justamente, ese día tenía cita con el ginecólogo, la primera cita para ponerme las famosas correas. El doctor me dijo que volviera en una semana; y yo me dije «sí, vendré con la bebé en brazos…» Mis doctores no sabían de mis planes de parir en casa. En varias ocasiones dudé en decírselo, pero un día vi un bumper sticker en su oficina de una cigüeña con un bebé, y leía: «Home deliveries are for pizza». Me indignó semejante ‘slogan’, pero no quería escuchar ninguna «cantaleta», ni cambiarme de médico, porque después de todo, son unos doctores excelentes (en partos de hospital, por supuesto).

Las contracciones duraron todo el día, sin parar. En las horas de la tarde -mientras Javier trabajaba- estuve en casa de mi mamá, junto con mi abuela y tía que estaban de visita. Llamé a mi hermana con tiempo, para que viniera desde Aguadilla. Las contracciones eran verdaderamente molestosas… ya no encontraba cómo ponerme: agachada, caminando, me sentaba, etc., etc. Llamé a Rully como a las 4:00 de la tarde, y ella estaba por Luquillo. Me preguntó si había manchado algo, y le comenté que sí, que era parte del tapón mucoso. Me dijo que no me preocupara, que ella iba a cocinarle a Guangui (su esposo), y que «arrancaba para Morovis».

Esa misma tarde presentaron en el canal 4 (Wapa TV) «Bienvenido Diego», el nacimiento en casa de este bebé. Al verlo, se me salieron las lágrimas, porque sabía que en unas cuantas horas, estaría en esa situación: pariendo a mi niña en mi propia casa. Javier llegó del trabajo como a las 5:30 pm, y nos fuimos para nuestra casa. Allí, me di un baño caliente, y cuando salí de la ducha, mi gran Javier había preparado la casa como si fuera una velada romántica: velas por doquier, y música de relajación. ¡Qué ambiente tan perfecto para manejar las molestosas contracciones!

Llegaron mis dos hermanas, mi cuñado y mi mamá. Recuerdo que caminé por la sala muchas veces, muchas horas… era lo único que me aliviaba: caminar y hacer movimientos pélvicos -tipo hoola hoop-, además de las respiraciones lentas y profundas que había aprendido en las clases de parto. Aunque la sala estaba llena, yo sentía que estaba allí sola. Estaba tan enfocada en pasar cada contracción que, simplemente, no veía a nadie. Rully llegó como a las 8:00 de la noche junto a Debbie. Conocía a Debbie sólo por referencia, pero su presencia iluminó mi hogar, y nos llenó de paz.

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Rully me hizo un chequeo -el único- como a las 11:00 pm, y estaba en 7 cm. Recuerdo que tomé Gatorade, el cual vomité 2 veces. Rully me aconsejó que me acostara, porque necesitaba descansar. Creo que era casi media noche… No podía estar acostada, pues sentía las contracciones más fuertes. A ese punto, estaba, más que cansada, abrumada porque no avanzaba a llegar a los 10 centímetros. Sin embargo, nunca me pasó por la mente quejarme o decir que no podía más… Yo estaba segura, enfocada, y sabía que lo iba a lograr. En esos momentos, me di cuenta de que era más fuerte de lo que yo imaginaba.

Rully me dijo que tomara una cucharada de miel (sublingual) para que me diera energía cuando me tocara pujar. Todos se durmieron: mi mamá, mis hermanas, Javier, Rully y Debbie. Y yo allí, otra vez «sola» caminando como una zombie por toda la sala. Le hice caso a Rully, y me recosté.

Eran como las 2:40 am, cuando sentí un estallido… ¡splash! por fin había «roto fuente». Fue un sonido que nunca olvidaré, como un globo lleno de agua que explota. Los pujos llegaron solos… que sensación. Era increíble la urgencia de pujar, en un momento sentía que se me iba a salir las entrañas de tanta fuerza que hice… pero finalmente, a las 3:02 de la mañana del jueves 6 de marzo de 2008, nació mi bebé. Y así, rodeada de mis seres más queridos, junto a dos parteras maravillosas, con mi amado compañero y cómplice, la noche y los coquíes como testigo, nació en el barrio Cuchillas de Morovis nuestra hermosa luna, Karaya Nanichi.

Las historias de nacimiento publicadas en Historias de Parto, no son de la autoría de ninguna de sus fundadoras (Adamarys Feliciano, Yarilis García o Heidy Norel). La edición a los escritos es parcial y responde únicamente a asuntos de lenguaje.

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10 pensamientos en “Nació nuestra luna y corazón… Karaya Nanichi

  1. Increíble Gina!!!! Me encanta como cada mujer siente cosas diferentes, pero una cosa que yo también sentí fue que no veía a nadie solo escuchaba las voces…

    Que hermoso el poder de una muer de parir, es una sensación y experiencia como ninguna otra en este mundo!!!

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